El escenario económico global postpandemia no parece alentador, pese a algunos indicadores positivos de crecimiento y del PIB de China y de los EEUU, esos datos son lejanos para la realidad de Chile y de los países del cono sur de América, donde los datos macroeconómicos del desempleo y la inflación han aumentado, se han mantenido en el tiempo y no muestran indicativos de mejora o de alivio para los bolsillos de los consumidores. Además de lo anterior, y que impacta directamente en la inversión, crecimiento y desarrollo de un país, encontramos la variable de la seguridad interior de los países, con las amenazas diarias del crimen organizado a la sociedad, las cuales aumentan la incertidumbre sobre los mercados y sobre la generación de empleo.

Volviendo a la variable macroeconómica de la inflación, y teniendo presente sus efectos en la economía a través del aumento sostenido en el tiempo de los precios de los bienes y servicios, y como impacta en el consumo, es importante mencionar que las personas deben satisfacer sus necesidades básicas pese a la inflación, y que el consumo en el siglo XXI ha aumentado en comparación a otras épocas de la historia del hombre, producto del ecommerce y de los cambios en los gustos y preferencias de los consumidores, entre otras temáticas relacionadas.

La inflación provoca que las personas compren menos y se limiten a consumir menos con el mismo dinero, ya que todos los días los precios suben y el dinero al perder su valor, pierde su poder adquisitivo o en palabras sencillas, vale menos.

Es aquí cuando en el mercado aparece el concepto de la “Reduflación”, la cual se presenta porque los productores necesitan vender, pero buscando el equilibrio con el precio en el mercado, para que los consumidores finales puedan acceder a los productos sin sentir el efecto de la inflación, es decir, ofrecen productos a precios accesibles y que no demuestran un aumento.

¿Cómo lograr lo anterior? A través de la reduflación, la cual es una estrategia de las empresas para ofrecer productos de menor gramaje o tamaños, a precios accesibles y similares a los que existían en los mercados cuando la inflación estaba controlada y en normalidad. Por lo tanto, la reduflación es la oferta de productos que reducen su tamaño a precios convenientes, es decir, los productos mantienen sus precios. Es una estrategia de las empresas para asegurar la venta de sus productos considerando los gustos y preferencias de los consumidores.

Lo que persiguen las empresas productoras con esta oferta, es mantener los precios medios y con ello evitar que los consumidores dejen de comprar las marcas.

La reduflación ayuda al equilibrio entre el alza de las materias primas con las cuales las empresas confeccionan sus productos, y el consumo de las personas al mismo precio o similar, evitando que el impacto de la inflación signifique dejar de consumir y con ello dejar de comprar, lo que traería como consecuencia que los productores no vendan, llevándonos a un caos o quiebre en el flujo circular de la economía.

¿Hasta cuando usar esta estrategia de la reduflación?, dos posibles respuestas, hasta que el mercado acepte este equilibrio forzado entre la demanda y la oferta, presentando precios aceptados por los consumidores y, hasta que la inflación lo permita.